Juan el bautista también exigió que los arrepentidos demostraran un cambio de corazón: “Producid, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo 3:8). Renovados en el amor del Salvador, los efesios demostrarían otra vez “amor para con todos los santos” (Efesios 1:15). Jesús, con su exhortación al arrepentimiento, advierte amorosamente sobre las consecuencias de no hacer caso a su advertencia. Él vendría y quitaría su candelabro (versículo 5). Por las palabras de nuestro Señor, vemos que el candelabro
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